Primavera salvaje
En “Primavera salvaje”veremos una crítica hacia la condición humana y cómo cada persona nos vemos dentro de esta, de las imágenes que tenemos de uno y de los demás y de cómo podemos crear ilusiones falsas partiendo de estas imágenes. El alimento de todo actor o actriz de teatro es el aplauso, es su motivo de vivir, su motor para sentirse querido. Nosotros, como público, vemos al actor representando un personaje y pensamos que los problemas del personaje se quedan en escena, y que el actor es una persona feliz y lleva una vida llena de comodidades, pero no es así. Fuera del escenario cuando se baja el telón para los actores aparece la vida real, donde existe el amor y desamor, donde los finales no son felices y donde la muerte de un ser querido los afecta en lo más profundo.
“Primavera salvaje” es la puesta en escena de la vida de Gertru (Emoé de la Parra) una actriz que es marcada por el éxito, pero también por los traumas que vivió en su niñez, cuando su madre la desanima a perseguir su sueño, la enseña a no querer a su padre, le hace saber que odia la primavera y sus maestros la desmotivan por su supuesta forma de caminar; todas esas vivencias se ven reflejadas en la vida adulta donde busca el amor y la atención que sólo el público y Sam (Gutemberg Brito), un joven empleado de estacionamiento con tendencias edípicas le pueden dar.
Otro aspecto muy interesante que se puede apreciar en este montaje es el juego escénico que realizan los actores Emoé de la Parra y Gutemberg Brito con los diálogos como su principal herramienta para plasmar las necesidades de su personaje y la de otros personajes que no están en escena. De igual manera hay una interacción muy agradable entre el personal encargado de la tramoya y el escenario, donde por momentos ellos son parte también de la historia, al igual que los magníficos cambios de telón que se aprecian a lo largo de la misma. |